João Vicente da Fonseca, Arzobispo de Goa
No es fácil hablar de una figura de la Historia de la qual se sabe muy poco. Todavía como este fue un personaje importante, es conveniente intentar hacer lo mejor posible.
João Vicente da Fonseca, o sencillamente Frei Vicente da Fonseca, nació en Olivença, quizás entre 1520 y 1540.
Poco se sabe de él hasta 1578, salvo que vino para Lisboa y que ingresó en el Orden de los Dominicanos. Gracias a un dominicano actual, Frei José Carlos (a quien sólo se puede agradecer), sabemos que en 1575 su nombre surge en Son Domingos de Benfica, como simple Fraile.
En 1578, es Lector en el Colegio de la Reina, en la misma parroquia. El problema está en saber si se habla de la misma persona, pues el apodo y lo nombre eran (y son) mucho comunes.
Encontramos (y aquí ya hay certidumbres) Frei Domingos da Fonseca a acompañar la expedición de D. Sebastião a Alcácer-Quibir (Marruecos) en 1578, y, claro, damos con él prisionero.
Buscó confortar los compañeros, y sabemos que plegaba a los judíos (se presume que de Marruecos...), incitándoles a que se convirtiesen al cristianismo. Hay quien opine que lo hacía por respetarlos, pero hay quien defienda que, por lo contrario, sólo los respetaba se convertidos.
En 1581, ya estaba de regreso a Portugal, entonces ya bajo del gobierno de Felipe II. Su nombre aparece como predicador regio, aunque se pueda tratar de uno homónimo, quizás un fraile de Benfica.
El mismo nombre es dado a un fraile en Lisboa en 1582. ¿El mismo u Otro?
En 1580, había sido nombrado arzobispo de Goa, pero la Bula sólo es publicada en 1583, año en que parte para la India, en un barco en que navega también uno espía holandés que sobre él escribirá: Ene Huygen ( Van Linschoten).
En 1584, convocó el tercer concilio provincial, en que abjuraron su herejía el obispo siríaco de Augamales y el nestoriano Max Abraão.
A pedido de Vicente da Fonseca, fue determinado, por carta regia de 1585, que en Goa se fundase un Seminario para el Clero de la India. También por esa época habían sido separadas muchas iglesias del arzobispado.
Ejerció entonces, por algún tiempo, el gobierno de la Colonia. Surgieron conflictos de jurisdicción, a que no habrán sido ajenas luchas entre facciones rivales de la aristocracia portuguesa local... donde, en abono de la verdad, varios casos de corrupción eran del conocimiento general.
El Arzobispo se vio obligado a embarcar de vuelta al Reino, curiosamente con el mismo holandés con que había viajado para India, pero falleció en el viaje, delante de África del Sur, en 1587, se sospecha que envenenado... quizás por recelarse que contase algo incómodo en Lisboa para ciertos intereses y ciertos nobles de Goa.
Carlos Eduardo da Cruz Luna
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